Si usted vive con esclerosis múltiple, quizá se pregunte cómo el consumo de alcohol —ya sea moderado o en exceso— puede afectar su salud y su calidad de vida y si es posible beberlo de forma segura. Como dijo un miembro de MyMSTeam: “Necesito dejar de esconder mis síntomas con alcohol: nunca me va bien al día siguiente”.
Si usted o un ser querido vive con esclerosis múltiple, es importante conocer los posibles efectos del alcohol y hablar sobre sus hábitos con su neurólogo.
La ciencia aún no ha identificado la causa exacta de la esclerosis múltiple, pero se cree que hay factores de riesgo tanto genéticos como ambientales.
Los estudios sobre la relación entre el riesgo de esclerosis múltiple y el alcohol han tenido resultados contradictorios. Algunos estudios no encontraron relación entre el consumo de alcohol y la esclerosis múltiple, mientras que otros sugieren que un consumo moderado podría incluso estar asociado con un menor riesgo de contraer la enfermedad.
Sin embargo, hay estudios que muestran lo contrario. Estos dicen que, en comparación con la población general, las personas con esclerosis múltiple suelen comenzar a beber desde una edad más temprana; su consumo de alcohol es más frecuente y prefieren beber vino o licor. Además, la dependencia del alcohol se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar esclerosis múltiple.
Estos resultados contradictorios reflejan lo compleja que es la relación entre el consumo de alcohol y el sistema inmunitario. Beber alcohol en pequeñas cantidades podría disminuir la respuesta inflamatoria producida por la esclerosis múltiple, pero al mismo tiempo, el alcohol puede dañar el sistema nervioso central y favorecer la desmielinización (la descomposición de la cobertura que protege las fibras nerviosas). Por eso, aún no está claro si el alcohol aumenta o disminuye el riesgo de esclerosis múltiple.
Los estudios demuestran que, para algunas personas, el alcohol puede aliviar temporalmente los síntomas de la esclerosis múltiple. Algunas investigaciones de laboratorio sugieren que el alcohol podría modular la actividad de las células del sistema inmunitario.
Al mismo tiempo, un consumo de alcohol elevado o a largo plazo puede debilitar el sistema inmunitario y, en lugar de ayudar, empeorar la respuesta inflamatoria propia de la esclerosis múltiple. Dado que los resultados son contradictorios, está claro que aún se necesita más investigación. Además, conviene saber que en los estudios de laboratorio se suelen utilizar sustancias diferentes a las de las bebidas alcohólicas comunes.
Un miembro de MyMSTeam dijo: “Estaba teniendo un buen día hasta que tomé una bebida alcohólica, y 30 minutos después apareció el dolor. El alcohol nunca había afectado mis síntomas hasta ahora”.
Otra persona descubrió que dejar el alcohol le ayudó: “Hoy, después de algunos años sin alcohol, recuperé mis habilidades motoras. Mi pierna vuelve a doblarse, y mi ritmo y mis caderas mejoraron muchísimo.”
Un estudio realizado en 2017 encontró que un consumo moderado de alcohol (más de tres copas de vino tinto a la semana) estaba asociado con una puntuación más baja en la Multiple Sclerosis Severity Score (Puntuación de Severidad de la Esclerosis Múltiple) y en la Escala Expandida del Estado de Discapacidad, en comparación con quienes bebían poco o nada. Sin embargo, el mismo estudio también mostró que cuanto mayor es el consumo de alcohol, más aumenta el volumen de lesiones cerebrales en las imágenes por resonancia magnética. Los investigadores sugirieron que estos resultados podrían deberse a los posibles efectos protectores del vino tinto sobre el cerebro, aunque enfatizaron que se requieren más estudios para confirmarlo.
Dicho esto, los efectos secundarios del consumo de alcohol sobre el sistema nervioso central (SNC) —como la falta de coordinación o dificultades en el habla— pueden parecerse mucho a los síntomas de la esclerosis múltiple. Si usted ya presenta dificultades para hablar, mantener el equilibrio, pensar con claridad o controlar su vejiga a causa de la esclerosis múltiple, el alcohol puede agravar estos problemas mientras lo esté consumiendo.
Como comentó una persona en MyMSTeam: “Ahora, una sola copa me hace sentir como si hubiera bebido 10. Antes no me afectaba, hasta que apareció la esclerosis múltiple.”
Por otra parte, un análisis de varios estudios mostró que el alcohol “parece tener un efecto negativo en la progresión de la discapacidad en la esclerosis múltiple”, aunque los resultados eran diferentes según el país. Además, se ha observado que los niveles moderados o altos de consumo de alcohol se asocian con lesiones cerebrales más graves en las imágenes por resonancia magnética, lo que podría indicar una progresión más severa de la enfermedad. En general, el análisis de estos estudios fue inconcluso y sugiere que el consumo de alcohol “podría estar relacionado tanto con efectos negativos como positivos en la esclerosis múltiple”.
La mayoría de las terapias modificadoras de la enfermedad (TME) no incluyen indicaciones específicas sobre el consumo de alcohol. No obstante, siempre debe revisar sus medicamentos y su historial médico con su neurólogo antes de decidir si puede beber alcohol de forma segura.
En algunos casos, los efectos secundarios del alcohol pueden ser más intensos mientras se utilizan las terapias modificadoras de la enfermedad. Un miembro de MyMSTeam compartió: “Me he dado cuenta de que mi tolerancia a las bebidas alcohólicas es casi inexistente. ¡Una sola copa de vino y ya estoy para el arrastre!”
Otro comentó: “La moderación es clave, pero en ciertas etapas del tratamiento, la abstinencia es lo mejor”.
Hable con su neurólogo y revise qué terapias modificadoras de la enfermedad podrían influir en su decisión de consumir alcohol.
La intolerancia al alcohol es un efecto secundario poco frecuente del acetato de glatiramer (Copaxone, Glatopa). Cuando se tiene intolerancia al alcohol, al cuerpo le cuesta descomponerlo, lo que puede provocar reacciones desagradables como enrojecimiento de la piel (que puede ser más visible en tonos de piel claros), congestión nasal, presión arterial baja y síntomas gastrointestinales. Tenga cuidado con el consumo de alcohol si toma este medicamento.
Aunque no existen advertencias específicas ni estudios concluyentes sobre el acetato de glatiramer y el alcohol, varias TME inyectables pueden causar problemas hepáticos. En casos poco comunes, algunas personas han presentado daño hepático con este medicamento, que desapareció al dejar de tomarlo. Su médico puede monitorizar la función de su hígado mediante análisis de sangre para ver si usted presenta alguna reacción adversa.
Otras TME inyectables, como los interferones, también pueden afectar el hígado. Informe a su neurólogo si tiene pensado beber alcohol mientras usa estos tratamientos para la esclerosis múltiple. Su médico podrá darle consejos según su salud general y cualquier posible problema hepático.
Consumir bebidas alcohólicas mientras toma fumarato de diroximel (Vumerity) puede reducir la absorción del medicamento. Sin embargo, el fabricante señala que no es necesario abandonar por completo el consumo de alcohol si está tomando Vumerity. Consulte con su neurólogo si debe espaciar las bebidas alcohólicas en relación con la medicación o si es mejor evitarlas por completo.
Varias TME orales pueden causar resultados anormales en las pruebas de función hepática o incluso daño hepático grave, por lo que se recomienda tener precaución con el consumo de alcohol al usarlos.
Las TME por infusión no incluyen advertencias específicas sobre el consumo de alcohol. No obstante, al tomar cualquier medicamento, siempre existe un mayor riesgo de desarrollar problemas hepáticos.
Tomar cualquier tipo de TME implica un compromiso y requiere constancia para que el tratamiento sea eficaz en frenar la progresión de la esclerosis múltiple. Lamentablemente, no tomar sus medicamentos es la segunda causa más frecuente de incumplimiento terapéutico entre las personas con esclerosis múltiple. Los estudios muestran que el consumo de alcohol, incluso moderado, puede hacer que las personas con esclerosis múltiple tengan dificultades para ser constantes con su tratamiento. Esto puede provocar más recaídas o un empeoramiento de los síntomas, lo que complica el manejo de la enfermedad a largo plazo.
Además, los médicos no siempre preguntan por el consumo de alcohol. Como muchas personas con esclerosis múltiple toman varios medicamentos, el uso de otras sustancias —incluidas el alcohol, la cafeína, los suplementos dietéticos o el cannabis— puede aumentar los efectos secundarios asociados con la polifarmacia (el uso diario de cinco medicamentos o más).
El riesgo de desarrollar otros problemas de salud (comorbilidades) es un aspecto importante a tener en cuenta para quienes viven con esclerosis múltiple. El alcohol y otros hábitos de vida pueden aumentar la probabilidad de desarrollar enfermedades cardíacas, diabetes o depresión, que son factores de riesgo comunes.
Aunque no siempre es posible controlar la evolución de la esclerosis múltiple, centrarse en lo que usted puede controlar, como consumir bebidas alcohólicas con moderación, puede ayudarle a reducir el riesgo de complicaciones y mejorar su calidad de vida. Cambiar sus hábitos de bebida es un paso positivo para protegerse frente a la progresión de la enfermedad y otros problemas de salud relacionados con la respuesta inflamatoria del sistema inmunitario que pueden afectar su calidad de vida.
En última instancia, cada persona con esclerosis múltiple reacciona de manera diferente al alcohol. No obstante, el consumo excesivo de bebidas alcohólicas es siempre desaconsejable, ya que puede causar varios problemas de salud. Hable siempre con su neurólogo o su médico si tiene intención de beber alcohol, especialmente si nota que el alcohol afecta sus síntomas o interfiere con su medicación. Su neurólogo puede darle recomendaciones sobre el consumo de alcohol que se adapten a su situación y le brinden una mejor calidad de vida.
En MyMSTeam las personas comparten sus experiencias con esclerosis múltiple, reciben consejos y encuentran apoyo de quienes comprenden su situación.
¿Nota una relación entre sus síntomas de esclerosis múltiple y el consumo de alcohol? Responda en los comentarios a continuación.
Chiara Rocchi, M.D.
se graduó de la facultad de medicina de la Universidad Politécnica de Marche en Italia, donde también culminó su especialización en neurología.
Más información sobre ella aquí.
Scarlett Bergam, M.P.H.
es estudiante de medicina de primer año en la George Washington University y antigua becaria de investigación Fulbright en Durban, Sudáfrica.
Más información sobre ella aquí.
Simi Burn, PharmD
es una farmacéutica con una vasta experiencia en atención a largo plazo, geriatría, farmacia comunitaria, gestión, medicina a base de hierbas y salud holística.
Más información sobre ella aquí.
Get updates directly to your inbox.
Continue with Facebook
Sign up with your email
Become a member to get even more
We'd love to hear from you! Please share your name and email to post and read comments.
You'll also get the latest articles directly to your inbox.